Between light and darkness. 04

Capítulo 04: Entrenamiento
Parte 1: El despertar




Un año y medio después, cuando Kurara consideraba a Kavien como su hermano mayor, éste desapareció de la noche a la mañana, sin dejar rastro. Kurara buscó a su hermano hasta quedar agotada días y días, por todo el Rukongai pero no consiguió encontrarle ni encontrar alguna pista de su paradero. Se había esfumado tan delicadamente como una suave brisa de verano. Kurara empezó a atormentarse, a preguntarse si el problema era ella, quien hacia que todos sus seres queridos huyeran de su lado por una cuestión u otra; sus padres, brutalmente asesinados, Jikan, en paradero desconocido y finalmente Hisoka, con quien había compartido tanto y quien se había convertido para ella en un modelo a seguir, amable, simpático y buen luchador, también se había alejado de ella.
Los días pasaban pero Kavien seguía sin aparecer. Finalmente un mes después de su marcha, decidió que ya era hora de seguir adelante, de no depender de nadie y seguir sus propias normas e instintos, fueran los que fueran. Entonces recogió sus cosas y se fue a la montaña, allí empezó a entrenarse por su cuenta, aunque Jikan llegara puede que no fueran buenas noticias y habría perdido 2 años o mas sin hacer nada, así empezó a entrenarse con su espada (ésta era de madera pero en sus manos se convertía en una auténtica arma), día a día, noche tras noche, no dejaba de entrenar más que cuando comía o dormía, sino hacia nada de eso se entrenaba. No era buena materializando su reiatsu así que eso solo lo hacia unos pocos días, los demás se ensañaba a gusto con los árboles y demás plantas de aquella montaña.
Un día, buscando algo para comer, le salió al paso un enorme oso (doble de ancho por doble de largo) y la miro amenazadoramente, como un animal mira a su presa desprotegida. El oso empezó a darle con las garras y Kurara intentaba protegerse como podía, puesto que era fuerte pero con una espada como aquella no podía hacer gran cosa. Se defendió lo que pudo pero finalmente la espada cedió a las poderosas garras del animal y se rompió, haciendo que el brazo de Kurara quedara desprotegido a las armas del animal. Un grito de dolor desgarró la tranquila noche y Kurara quedó ciega de rabia al ver la sangre...recordó la muerte de sus padres, la marcha de Jikan, Kavien...todos los malos tragos que había pasado desde que era niña...la ira se apodero de ella y en la oscuridad de la noche se produjo un despertar, el despertar de sus mas fieros y oscuros instintos , resplandecieron unos ojos rojos como la sangre (frente a los anaranjados que solía tener) y Kurara se abalanzo sobre el animal, desangrándose por momentos, y dándole con todo lo que tenia.
No pudo hacer demasiado, el oso con un ligero movimiento se la quitó de encima y le mordió el brazo izquierdo (el que se estaba desangrando) cosa que hizo que Kurara perdiera el mundo de vista durante unos instantes. Habían pasado 14 primaveras para ella y ése era su final, tan triste que parecía cómico y todo. Ella, que se suponía que tenía que vengar a sus padres y convertirse en shinigami, muerta por un oso y comida como cena...era de chiste.
En el momento en que sus ojos se cerraban le pareció ver una sombra blanca que se abalanzaba hacia ella, una sombra que se lanzo hacia el oso y hizo que éste la soltara con fuerza y cayera como un peso muerto al suelo.

Tubo un sueño raro, estaba ella frente a la oscuridad absoluta, ni un punto de luz en toda la zona.
"Estoy muerta" pensó. Y con esa idea se quedo pensando segundos, minutos, horas...hablar de tiempo en aquel espacio era totalmente relativo. De pronto noto una presencia extraña a su lado, se giro bruscamente pero no había nadie, sin embargo seguía notando a alguien con ella...y entonces una voz dijo "Vaya, que poco aguante tienes chica. Me habían dicho que tenias cierto potencial, pero si por un oso de pacotilla ya estas así..." Kurara se quedo pensando en si responder o no. Por una parte allí no había nadie y no perdía nada por contestar pero por otra no sabia quien era el que había hablado. "Que sabrás tú, no te dignas ni a mostrarte ante mi y ya me juzgas" -delirando, estoy delirando aqui no hay nadie mas que...tsé! Ni tengo sombra con la que compartir mi soledad- Pero la voz volvió, y en su tono había un cierto tono irónico y divertido. "¿Como quieres ganar al capitán de la 9 con este espíritu mediocre? Despierta y abre los ojos y con gusto te ayudare en tu tarea de la venganza"
Al instante un torrente de sentimientos mezclados con ira y odio recorrieron su cuerpo, el capitán de la 9...ese era su verdadero oponente, no ese oso de pacotilla...No podía acabar así, tenia que entrenarse y acabar con ése, ése...¡ése mal nacido!

Kurara abrió los ojos y se incorporó mas enérgicamente de lo que debía, al verse el brazo ensangrentado se mareo y se volvió a tumbar, pero observó la noche que empezaba a dar paso a la luz, la luz de un nuevo día. Sintió una presencia a su lado, pensando que era la voz misteriosa se giró, y con lágrimas en los ojos vió que era Jikan. Había vuelto, y sabia que aunque no le dijera nada él la había salvado. Se hizo un pequeño torniquete en el brazo y bajaron al Rukongai, fueron a casa de una conocida y gracias a un ungüento que les dió las heridas empezaron a sanar.

-Él ha accedido- dijo Jikan.

-Lo se, me dijo que fuera a su encuentro-respondió Kurara.

-No me sorprende, nunca deja que nadie de una respuesta por él.

-Me dijo...que el capitán de la 9 fue el que...

-Si, averigüé algo sobre eso.

-Cuenta cuenta.

-Se ve que tus padres hacían trapicheos con shinigamis exiliados, les daban material y no se que más para despistar a quien estaba detrás de tu pista. Resulta que los shinigamis exiliados, bandidos los llaman ahora, eran renegados de la 9 y el actual capitán de ésta vio que el problema podría ser mas grande de lo esperado y, para evitar una "guerra según él, quiso hacer "justicia" y mató a tus padres. Lo que no logro entender es porque no te mató a ti...

-Fue un grave error dejarme con vida, y lo pagara con la suya.

-No te creas que es capitán porque si eh? Aunque es extremadamente pacifico su poder es muy grande, deberás entrenarte a fondo para poder hacerle un rasguño.

-Lo haré, en eso no tengas dudas. Además, no quiero que nadie me venga a salvar, quiero poder salvarme yo misma.

-Bien dicho, de aquí a 2 meses partiremos hacia las tierras del norte, a él le gustan las zonas frías. Procura reponer fuerzas hasta entonces.

-¿Ni un poco de ejercicio matutino podré hacer?-dijo Kurara sonriendo.

-Bueno, ejercicio todos los días, pero sin sobrepasarte. Lo que haces por tu cuenta no se acerca ni siquiera a una milésima parte de lo que te hará pasar él.

-De acuerdo.


Un nuevo capitulo empieza en su vida, épocas de fuertes tormentas pasaron pero ahora llega el tiempo de la acción, de sobreponerse a lo pasado y mirar con optimismo hacia adelante.